El funcionario señala que en cinco años la infraestructura vial y de transporte del país tendrá "otra cara".
Diez años de experiencia en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en las áreas que evalúan los proyectos de infraestructura de América Latina, haber sido ministro de Obras del presidente Virgilio Barco y 11 años al frente del Grupo Odinsa han convertido a Luis Fernando Jaramillo Correa en un referente a la hora de hablar de infraestructura.
Y como experto en un tema donde la planeación y la anticipación no pueden estar ausentes el directivo muestra desde ya su preocupación, porque todavía no es claro el panorama para el aeropuerto Eldorado en el largo plazo, es decir, dentro de 12 años.
Al participar en la sesión de 'Lecciones Empresariales', que organiza PORTAFOLIO, el directivo advirtió que es urgente trabajar en la definición de un plan maestro para la principal terminal aérea del país, que contemple desde ya la construcción de otras dos pistas con sus respectivas terminales, para que entren a operar en el 2022.
Jaramillo argumenta esta urgencia con cifras y datos: el último plan maestro fue hecho en el 2000, cuando había alrededor de 4 millones de pasajeros anualmente. Este año las proyecciones apuntan a que se cerrará con 17 millones de pasajeros.
Agrega que cuando en el 2007 el consorcio Opaín, liderado por el Grupo Odinsa, ganó la concesión para la remodelación del terminal aéreo, se movilizaban 11 millones de pasajeros y todo indica que con la llegada de las nuevas aerolíneas como Aeroasis (LAN Chile), La Nueva Aerolínea, el retorno de Lufthansa y las aerolíneas de bajo costo norteamericanas dará acceso a un avión a la población que tradicionalmente no volaba.
"El punto central es que no hay un plan maestro actualizado, con graves consecuencias, no sólo por la falta de adecuación de sectores como Fontibón y Engativá, que tienen un gran potencial de carga y que deberían ser adecuados para tal fin", reitera.
NO HAY AVANCE
Según Jaramillo, en cada oportunidad que tuvo le dijo al ex presidente Uribe que no se había hecho este plan maestro y, a pesar de que el director de la Aeronáutica Civil decía que el proceso estaba avanzando, "la realidad es que al día de hoy no se ha hecho nada".
A su juicio, la importancia que tiene Eldorado para la economía nacional hace que sea preciso estructurar dicho plan, con el apoyo de las mejores firmas de tecnología aeroportuaria del mundo. Se calcula que con las dos pistas actuales Bogotá tendrá capacidad de operación hasta el 2022 y después de eso se van a necesitar otras dos adicionales, por lo que hoy es vital que se comiencen a separar los terrenos, para comprarlos y mantenerlos en reserva hasta cuando sea el momento de la construcción.
"Por eso hay que comenzar ya, porque después los terrenos se volverán incomparables", dijo el directivo, quien señala que si bien el aeropuerto Eldorado puede atender fácilmente 35 millones de pasajeros al año, hay que programarlo para los próximos 25 años.
CINCO AÑOS CLAVE
Los expertos en infraestructura no dudan en afirmar que el país ya despegó en este frente, lo cual ratifica Luis Fernando Jaramillo, quien considera que los proyectos que dejó sembrados el gobierno pasado van a ser muy importantes para el futuro.
"La política, de terminar lo que está contratado y emprender únicamente nuevas obras que tengan buenos estudios, es sabia. Pero al mismo tiempo desde ya se debe realizar una preparación muy fuerte para iniciar nuevos procesos licitatorios con obras estudiadas y con diseño final", indicó.
Jaramillo es optimista sobre el desarrollo de la infraestructura en el mediano plazo, ya que dentro de cinco años estarán concluidas obras como la Ruta del Sol, que va a desembotellar la comunicación con la Costa Atlántica, así como la malla vial del Valle del Cauca y la del Eje Cafetero.
También deberán estar en pleno funcionamiento la red aeroportuaria, que además de Eldorado incluye a los demás terminales que están en concesión. A lo anterior se suma una red portuaria con mayores niveles de eficiencia y un sistema de dobles calzadas y autopistas que "le van a cambiar la cara al país".
Mientras las autoridades distritales y nacionales avanzan y discuten sobre la construcción de la primera línea del Metro para Bogotá, Jaramillo dice que ya es hora de proyectar una capital más moderna y eficiente en movilidad, por lo que las vías elevadas, al estilo de las de Bangkok (Tailandia), son el siguiente paso, ya que en esta materia los medios se complementan.
"Hace muchos años Bangkok sufría un caos vial muy fuerte, pero a finales del año pasado volví a esta ciudad y ahora está llena de superautopistas elevadas que resuelven el problema significativamente y dan agilidad", aseguró.
El futuro de Odinsa se escribe con 'I'
En 11 años el patrimonio del Grupo Odinsa pasó de 11.000 millones de pesos a más de 419.900 millones (al corte del 2009), avance que según su presidente, Luis Fernando Jaramillo, se aceleró con la entrada al mercado bursátil en el 2005, que le ha permitido proyectarse dentro y fuera del país.
Por ello el futuro de esta compañía, que hoy tiene 500 accionistas, se escribirá con la letra 'I', ya que la apuesta por la innovación y la internacionalización es total. Además del bulevar turístico en República Dominicana y el aeropuerto de Tocumen en Ciudad de Panamá, el Grupo está precalificando para hacer parte de proyectos en Puerto Rico, Trinidad y Tobago, así como en el Perú.
Al mismo tiempo, tras haber hecho parte del proyecto de Internet rural Compartel, la firma se alista para extender este modelo en países como Perú, Brasil y México. Odinsa también está asesorando al grupo ruso que presentó propuesta para el proyecto del satélite colombiano.
300 mil millones de pesos son actualmente los ingresos de la empresa, de los cuales el 30 por ciento se genera fuera del país.
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